Surgido en la década de 1960, la más decisiva de la segunda mitad del siglo XX, el arte Pop tuvo una importancia específica en la España del Plan de Desarrollo, cuando se libró la última batalla entre la tradición y la modernidad con la definitiva victoria de esta última. Este proceso de cambio económico, social y cultural estuvo lastrado, no obstante, por la supervivencia fantasmal de la dictadura, que, mientras pudo, sembró de dificultades políticas un cambio ya irreversible. En el caso del arte Pop español, por la propia naturaleza de este estilo -que era figurativo, se inspiraba en iconos populares y utilizaba medios de la tecnología industrial-, se notó más la contradicción entre el cambio social y la inmovilización política; pero, aún así, la censura franquista no pudo impedir que unos pocos artistas españoles, dentro o fuera de España, hicieran una obra notable y, en algunos casos, de fuerte impacto internacional.