Casi nada es lo que parece y casi todo es siempre lo que no debería ser. Alicia lo ha aprendido de la peor manera, y ahora trata de darle la vuelta a su destino, que ella había creído ligado al plácido aburrimiento de Liperje, su pueblo pirenaico. La promesa de un mundo nuevo deviene un infierno absurdo y peligrosísimo que demuestra que las novelas de espías no han dicho su última palabra y se hacen un hueco en el planeta globalizado. La extraña peripecia de Alicia, que Reidig convierte con maestría en trepidante tragicomedia, se sitúa en una mítica Europa y una Rusia fantasmagórica durante el mágico año 2000, lo que no significa nada o puede significarlo todo. Balas perdidas es una novela inclasificable y originalísima.