La autora de Azul nos ofrece una narración ineludible y meditada durante años y a la que llega en pleno dominido de sus facultades narratvias. El tono es primordial en esta historia de una familia burguesa liderada por un abuelo que se erige como una sombra dickensiana. Un tono único, el de las mujeres -cocineras, lavanderas, planchadoras- de esa enorme y oscura casa burguesa de Barcelona que persiste después de la Guerra Civil.