Zen, para mí, es saber lo que piensas, saber lo que hablas y saber cómo actúas veinticuatro horas al día. Qué mires a tu alrededor y qué sepas practicar lo de perdonar, olvidar y aceptar con toda la gente que interactúe contigo. Si algo no lo comprendes, ten paciencia, acepta tu situación con alegría, pidiendo saber el porqué de las cosas. No juzgues a nadie para no ser juzgado, no dañes a nadie para no ser dañado. Qué seas el ejemplo para los demás a seguir. Disfruta intensamente el presente y qué en cada momento seas tú mismo, con todas las consecuencias. Esa es la clave de la felicidad.