Arde Troya no es una epopeya, ni su parodia, sino un relato antiépico, que esconde el espanto bajo la sonrisa. Es un combinado libre de epítome -o reelaboración resumida de un texto para facilitar su lectura- y contaminación -o intercalado de materiales nuevos o procedentes de fuentes diversas-, a partir de la Ilíada de Homero .