¿Qué hay que permitir a los niños? ¿Qué hay que prohibirles? La educación sigue a veces un curso irregular entre estos dos extremos. Todo resulta mucho más sencillo si desde el principio se acuerdan normas firmes que son respetadas por todos, empezando por los adultos. De esta forma, los límites son más claros y se comprenden mejor. Esta forma de proceder protege a los niños y calma los nervios de los padres.