La introducción en las últimas décadas de fármacos antidepresivos más seguros y mejor tolerados que los antidepresivos clásicos, como los inhibidores selectivos de la recaptación de serotonnina (ISRS) durante la década de los años 1990 o la venlafaxina y la mirtazapina en los últimos años, ha propiciado que estos fámacos, inicialmente autorizados para el tratamiento del trastorno depresivo, se hayan ensayado en otras enfermedades.