“No es la voz del hombre normal que camina hacia la ceguera, sino la de un poeta que “escribe como quien ama la muerte”, como quien anticipa su cadáver y participa así en la nada que le es esencial. Un poeta que hace “versos para encontrar la sombra de su nombre” entre el resto de miradas-palabras. Miradas y palabras que refugiándose de la soledad que la edifican, buscan ecos humanos donde ser acogidas, resignificadas. Capaz de amaestrar con la misma sensibilidad nubes y caballos”. Carlos Chaouen