Esta autobiografía refleja un hombre, un ideal y un destino. Fue escrita por una de las mentes más penetrantes del último siglo, Luis Cencillo Ramírez (1923-2008), hacia el final de su vida, con la conciencia de la muerte cercana. Es una obra inconclusa, pues falleció sin haberla terminado, mas sin el estilo convencional de las autobiografías habituales. Nos relata si tapujos vivencias fundamentales, con sus mieles y sinsabores, profundas disecciones psicológicas, reflexiones filosóficas y sapienciales, además del trasfondo mental que le guió a lo largo de su vida. En ellas nos presenta su productiva obra entre las mentalidades de la época que le tocó vivir y sufrir, las penalidades en sus relaciones humanas y algunas de las anécdotas que marcaron su excepcional modo de vida. Su amor a la verdad y su altruismo le hicieron pasar por situaciones muy dolorosas en su vida. Aún así desarrolló una fortaleza interior, a la par que una extraordinaria producción intelectual y una actividad docente vocacional que, unido a su deseo profundo de conocer, tenacidad y capacidad de trabajo, elegancia, sensibilidad, generosidad y sencillez de que hacía gala, ponen de manifiesto un estilo de vida.