Del Atlántico al mar Rojo, el Sáhara constituye una especie de mantón de África, extendiendo hasta el infinito su extremada sequía en 8 millones de km2. Entre dunas espectaculares, fortalezas de piedra y oasis edénicos, el desierto más grande del mundo oculta una gran diversidad. El fotógrafo Philippe Bourseiller ha recorrido estas inmensidades durante cuatro años. Fascinado por su magia hecha de luces cómplices, ha sido el primero en realizar un trabajo global sobre el conjunto de este mítico desierto que comparten, y a veces se disputan, una decena de países. De las arenas del banco de Arguin (Mauritania) a las coloridas orillas del río Níger (Malí), de los grabados rupestres del Tasili d´Ajjer (Argelia) a los insospechados lagos del Ennedi (Chad) y el Desierto Blanco (Egipto).