Con Jamfry me he enfrentado a problemas de autoestima, a trastornos alimentarios, a ser hipersensible, a la soledad durante la infancia, a mentir compulsivamente, a vivir en mil hogares diferentes, a monstruos destructores que casi me dejan sin vida por el camino, al agotamiento total de mi energía, a una depresión y a mil demonios alados que salen de una puerta que se encuentra en mi cabeza. Pero con Jamfry también he hecho realidad el sueño de convertirme en artista, he vivido aventuras por medio mundo, he aprendido a dominar el fuego y a hablar con los caballos mientras vivía con los gitanos, he conocido a un león que luego resultó ser mi mujer, he viajado por los universos más fantásticos e increíbles que os podáis imaginar, he conocido a Conan el Bárbaro y me he reencontrado con el arte gracias al espíritu de Jean Dubuffet.