En una buhardilla fría, después de agotadoras jornadas de trabajo, la bella Célestine R... escribe un diario personal en el que repasa su vida de sirvienta. Una serie de malos empleos, o de buenos empleos que ella misma se ocupó de arruinar, la fueron alejando de las casas importantes, del París de palacetes lujosos y departamentos burgueses donde siempre trabajó, para terminar recalando en esta residencia de provincia donde todo es chato, atrasado y deslucido. Periodista de renombre, Octave Mirbeau (1850-1917) tuvo mucho éxito como escritor, principalmente con este Diario de una camarera y la obra teatral Los negocios son los negocios, una crítica despiadada a la sociedad burguesa de la Belle Époque. Tolstoi lo llamó el más grande escritor francés contemporáneo, el que mejor representa el genio secular de Francia, y Mallarmé, el que salvaguarda el honor de la prensa. Diario de una camarera tuvo tres versiones cinematográficas. Una de 1916, rusa, dirigida por M. Martov. Otra de Jean Renoir durante su paso por Hollywood, en 1946, y por último la de Luis Buñuel, de 1964, con Jeanne Moreau como Célestine.