Parece que los gitanos y gitanas solamente nacieron en el mundo para ser ladrones. Nacen de padres ladrones, críanse con ladrones, estudian para ladrones y, finalmente, salen con ser ladrones corrientes y molientes, a todo ruedo. Y la gana del hurtar, y el hurtar, son en ellos como a[c]cidentes inseparables, que no se quitan sino con la muerte. Así empieza este relato, en el que los tópicos sobre los gitanos se mezclan en un juego de identidades. Poco a poco la trama revela que todo lo que se dice sobre la gitanilla es infundado y aparece una espiral de enredos y confusiones desplegadas en una trama cerrada y mordaz. La gitanilla es también un retrato de las diferencias étnicas de la época cervantina.