Resulta esencial para un directivo distinguir una conveniente soledad, que preserva la intimidad, de un perverso aislamiento que impide tomar decisiones correctas. Tan equivocado es caer en el riesgo del autoritarismo como en el de la participación omnimoda. J.Fernández Aguado y J. Aguilar desarrollan las claves para entender y gestionar adecuadamente la soledad de quien maneja el timón de una organización.