Este diccionario es un libro, pero puede recortarse por términos y ser leído a modo de entretenimiento familiar, o armar un juego de lotería simplemente colocando fotografías de los políticos de turno o personajes públicos (se puede empezar por la de tonto) y poner la semillita en la personalidad que corresponda. De cualquier modo, este diccionario no fue siempre un libro; primero apareció en un semanario en 1881 y prodiguió en forma intermitente hasta 1906. Precisamente en ese año fue publicada una parte, que casi sumó su totalidad, bajo el título de Diccionario del cínico.