El Bruto constituye una historia crítica de la elocuencia romana o, mejor dicho, una historia de la prosa romana (y prácticamente se puede considerar como la primera historia de la literatura latina) desde sus orígenes hasta la época contemporánea, apareciendo Cicerón como el culmen de la oratoria romana, como el orador ideal que con tanto ahínco buscaba en sus obras de teoría retórica. En la búsqueda de la belleza como mero placer estético y como elemento de persuasión, elabora una verdadera estética de la elocuencia, abordando el concepto de la conveniencia y sin olvidar incluir sus reflexiones políticas.