Cuatro renglones, sólo cuatro renglones y no sé qué decir. ¿Qué dirías tú de tu vida en cuatro líneas? Yo podría contarle a La Parca lo de Abril, lo de mi hermano, pero no todas las noches estoy seguro de qué fue lo que pasó en casa aquella noche que maté a mi hermano y, además, no me apetece que mis renglones hablen sólo de aquel asunto... Creo que será mejor inventar una bonita historia, una historia como las de antes, con sus cadáveres, sus detectives extraños y sus señoritas. Una historia de coches y casualidades. Una historia de humo y gabardinas, de peces y de rinocerontes. Habrá que inventar algo para cuando La Parca venga a ponernos el cañón de su pistola en la sien con la intención de volarnos la cabeza. Lo que no sabrá nuestra Parca hasta el final es que nosotros ya sabíamos que nos la iba a volar. No sabrá que hemos sido precisamente nosotros los que hemos planificado, paso a paso, la voladura. Eso, la hija de puta de La Parca, no lo sabrá hasta el final.