Anclada en el último piso de la torre de oficinas de su empresa, la directora general descubre que el tedio y la angustia que presiden su vida se quiebran el día en que por primera vez ve a Horacio, un becario recién contratado. La presencia del nuevo empleado desborda las barreras que hasta ese momento han controlado la vida sexual de la directora que pone en marcha una estrategia perversa para llegar a cumplir una fantasía sexual largo tiempo acariciada y que es, a la vez, un deseo culturalmente negado: el deseo de una mujer por penetrar a un hombre.