A mediados de la primavera de 1940 Hitler y el ejército alemán parecían imparables, tras haber arrasado con todos aquellos que habían osado enfrentarse a ellos hasta el momento. Su único enemigo real en aquellos momentos era el Reino Unido, cuyo ejército, aunque había resultado vapuleado en Francia, había conseguido evacuar casi milagrosamente más de 300.000 hombres de las playas de Dunkerque en la Operación Dinamo a finales de mayo de ese año. En este estado de cosas Hitler esperaba conseguir llegar a algún tipo de acuerdo con el gobierno británico que pusiera fin a las hostilidades entre ambos países, pero ante la negativa del gobierno de Winston Churchill de llevar a cabo ningún tipo de negociación, sus opciones pasaban entonces por invadir el Reino Unido para asegurarse de que quedaba neutralizado como enemigo, y para ello se pusieron en marcha los preparativos de la operación León Marino. La primera parte de esta operación tenía como objetivo asegurar la destrucción de la RAF y asegurar la superioridad aérea de la Luftwaffe sobre las islas para poder acometer a invasión terrestre con garantías… y aquí es donde entran en acción los aproximadamente 2.500 pilotos del Mando de Caza de la RAF y todo el personal de tierra que los apoyó.