Este libro promueve una reflexión sobre los fenómenos relacionados con el proceso irreversible del envejecimiento de la población, partiendo de una crítica a la ideología catastrofista que relaciona un hecho tan positivo como el que cada vez se vivan más años y en mejores condiciones, con un panorama desalentador marcado por la decadencia y la bancarrota del bienestar. Por el contrario, para el autor estamos ante la oportunidad de plantear un modelo de sociedad donde primen los valores de la autonomía personal, la igualdad y la integración social. Una sociedad para todas las edades. Para ello es imprescindible desmitificar el valor de la edad como factor que segrega, discrimina y define la vida de las personas con todas las connotaciones negativas que comporta, tanto a los individuos como al conjunto de la sociedad, y que consolida los estereotipos que estimulan todavía más de dependencia, la marginación y la baja autoestima.