El rostro, caracterizado por su especial fuerza expresiva, es parte primordial en la composición. Para dibujarlo de forma adecuada se requieren unos conocimientos previos sobre las normas teóricas de la meditación, las reglas de la perspectiva y la reproducción del detalle en el dibujo de formas definidas, entre otros. Además, la representación de los rasgos psicológicos de la figura es un reto delicado. La obra El dibujo del retrato presenta un sistema de reglas que sientan las bases fundamentales de este arte y constituyen una útil guía que ayudará a retratistas principiantes y avanzados.