El Maese Joan de Malesme y su ayudante francés Charles Gauter arriban a Sevilla atendiendo la llamada del deán del cabildo catedralicio, para que proyecten el diseño de la catedral más grandiosa que la capacidad humana pueda pergeñar. En ese trance se declara una desvastadora epidemia de peste en la ciudad, el arzobispo de Mena muere de la misma, tras oponerse con todas sus fuerzas al proyecto.