Haber inventado la tragedia es una hermosa medalla de honor; y esa distinción pertenece a los griegos... Esevidente, en efecto, que la irradiación de la tragedia griega radica en la amplitud de la significación y en la riqueza de pensamiento que los autores supieron imprimirle: la tragedia griega presentaba, en el lenguaje directamente accesible de la emoción, una reflexión sobre el hombre. Sin duda, ese es el motivo por el que, en las épocas de crisis y de renovación, como la nuestra, se siente la necesidad de volver a esta forma inicial del género. Se cuestionan los estudios griegos, pero por todas partes se representan las tragedias de Esquilo, de Sófocles y de Eurípides, porque en ellas esa reflexión sobre el hombre brilla con su fuerza primordial. Este luminoso y entusiasta estudio sobre la tragedia griega refleja un perfecto conocimiento y una profunda pasión del autor por una cultura y un pensamiento que ha modelado nuestra visión del hombre. Las obras de los tres grandes trágicos (Esquilo, Sófocles y Eurípides) ponen de manifiesto, según Jacqueline de Romilly, una fe en el hombre que aclara desde dentro todas las tragedias, incluso las más oscuras