Hay caminos que parecen rectos, pero al cabo son caminos de muerte (Pr. 16, 25). Este libro trata de esos caminos. Alguien puede preguntarse si aún hay que seguir hablando del pecado cuando hemos descubierto el amor de Dios. ¿Es que Israel no había descubierto el amor, el poder, la providencia, la misericordia, la protección y el perdón de Dios? Sin embargo, el texto citado fue escrito para ellos. Y es que estos caminos han existido y siguen existiendo, como han existido y existen el amor y la misericordia de Dios. No es problema de descubrimientos, sino de obediencia a la palabra de Dios.