Bahman Jalali ha fotografiado los cuatro puntos cardinales de Irán, ha documentado sus guerras y revoluciones, ha retratado su paisaje desértico, ha registrado la topografía facial de sus gentes y ha demostrado ser un profundo conocedor de la quietud vacía de los pueblos y ciudades iraníes. Contemplar las fotografías de Bahman Jalali es presenciar la historia evidente y oculta a la vez de su pueblo: de las calles y los frentes de batalla, de sus revoluciones y guerras, del paisaje deshabitado de sus desiertos y sus pequeños pueblos, y aun de los remotos rincones de sus recuerdos fotográficos. Su obra y su actividad sirven por tanto de índices del importante papel desempeñado por la fotografía en la emergencia de su país como Estado nación moderno a lo largo de los últimos doscientos años, y cartografían los diversos regímenes visuales que han sentado las bases para la formación de la modernidad en Irán. El registro vivo de una modernidad visual coincidente con una narrativa nacional que hunde sus raíces en la conciencia colectiva iraní es evidente en su obra y atraviesa las siluetas de su memoria fotográfica.