En los bajos fondos de Buenos Aires, en los arrabales del tango, se desarrolla Hay que sonreír , la primera novela de Luisa Valenzuela publicada en 1966. Los avatares de Clara , conmovedora prostituta que responde a leyes poéticas, prefiguran todo lo que será la novelística de la autora, quien hace de su estética su ética. Clara veía pañuelos morados, amarillos, anaranjados, que aparecían y desaparecían y casi le rozaban la cara. Si al menos ella pudiera saber dónde escondía Alejandro los pañuelos, entonces una noche podría levantarse sin hacer ruido y enroscárselos por el cuerpo desnudo y bailar y girar y acordarse del tiempo en que tenía a todos los hombres del mundo para ella sola.