Rimbaud, con una vivencia del tiempo absolutamente rara entre humanos, durante cinco años, hizo un recorrido por todos los registros de la poesía de su tradición y acaso de toda la poesía sin más: iba tanteando y luego cifrando con pleno acierto, para luego dejarlas a un lado, poéticas, temas, moldes y procedimientos, que otros escritores, tendencias o escuelas enteras no conseguirían agotar en una existencia.