Esta edición ha sido preparada por las Cruzadas de santa María, seleccionando de los escritos del P. Tomás Morales, S.J. aquellos fragmentos significativos en torno a la virtud de la fe, recordando su memoria de forma significativa en la celebración del Año de la Fe en la Iglesia universal. A lo largo de estas páginas el lector podrá saborear las palabras del Siervo de Dios sobre este don sobrenatural; palabras que se van encajando cual piezas de un puzzle a esas llamadas apremiantes del Santo Padre: identidad, conversión, misión. Quizá podríamos sintetizar sus pensamientos de esta forma: el sacramento del Bautismo nos hace misioneros; pero, para permanecer en una actitud misionera de forma coherente, la actitud permanente de un bautizado debería ser un convertirse cada día un poco más según el Corazón de Dios. Tomás Morales S.J. El Siervo de Dios P. Tomás Morales S. J. nació en Macuto (Venezuela), el 30 de octubre de 1908. Sus padres, oriundos de la isla de la Palma, habían viajado a Venezuela por negocios. Tomás recibió una esmerada educación en el seno de su familia. Ya en Madrid, estudió en el Colegio de los Jesuitas de Chamartín y posteriormente Derecho en la Universidad Central de Madrid en la que obtuvo el Premio extraordinario. Vivió activamente toda la realidad universitaria de aquellos años como presidente de los Estudiantes Católicos. Realizó el doctorado en Bolonia. Su tesis mereció ser distinguida con el premio Víctor Manuel II. A los veintitrés años abandona su prometedor futuro para ingresar en la Compañía de Jesús en Chevetogne (Bélgica). Fue ordenado sacerdote el 13 de mayo de 1942 en Granada. En 1946 comienza en Madrid una intensa labor con trabajadores de empresa. Con ellos fundó el Hogar del Empleado, un movimiento apostólico de gran vitalidad que generó múltiples obras sociales: cooperativas, viviendas, centros educativos, sanatorios... motivadas por su amor al hombre concreto y para responder a las ingentes necesidades de la España de posguerra. El P. Tomás Morales S. J. consagró su sacerdocio con visión profética a la animación de los laicos, convencido del precioso don que adquieren en su bautismo y de sus enormes posibilidades como corresponsables de la misión de la Iglesia. Miles de horas dedicadas a la dirección espiritual y más de 500 tandas de Ejercicios Espirituales dan testimonio de la radicalidad de su entrega a Dios y a los hombres. Fruto de esta entrega es su obra más importante: la fundación de dos Institutos Seculares, Cruzados de Santa María y Cruzadas de Santa María, la asociación pública de fieles Hogares de Santa María y la Milicia de Santa María, movimiento apostólico para los jóvenes. Todos ellos ofrecen un fuerte dinamismo evangelizador con dos objetivos preferenciales: los jóvenes y las familias de todo el mundo. Murió en Alcalá de Henares (Madrid) el 1 de octubre de 1994.
