-¡La clase media! ¡Pues si de ahí viene la podredumbre! Enriquecida por el expolio de los bienes de la Iglesia; engreída ridículamente con los títulos nobiliarios que prodigaron a banqueros y mercachifles los políticos, con anuencia de los reyes; edólatra del dinero, pervertida y prevaricadora... ¡Santo Dios! ¡La clase media! ¡Yo creo que ahí está la fuente de todos nuestros males! (pág.134)