A MEDIADOS de los noventa, Alan Moore tomó las riendas de Supreme y convirtió lo que era una serie de superhéroes hipermusculados y violentos en todo un homenaje a los cómics clásicos. Al lograr que un superhéroe clásico actuara como si Frank Miller, o el propio Moore (y sus imitadores) jamás hubiesen existido, cambió el rumbo del género y desarrolló conceptos que siguen vigentes quince años después. Este estuche contiene las aventuras completas de Supreme, incluyendo la historia perdida de Alan Moore y la conclusión del arco argumental que dibujó Erik Larsen.