Decir Tony de Mello es evocar la narración de relatos, es suscitar una irreprimible alegría, es provocar el deseo de integridad y de ayudar a otros a adentrarse en las profundidades de la experiencia de Dios en sus vidas, es sumergirse en una experiencia del cristianismo más abierta y universal, y comprobar que católico significa mucho más de lo que creíamos. En la penetrante introducción del compañero jesuita William Dych y en su selección de los escritos esenciales de Mello, los lectores pueden valorar por sí mismos el mensaje de un auténtico maestro espiritual para nuestro tiempo.