Introducci:amp;#243;n, traducci:amp;#243;n y notas de F. Gasc:amp;#243; y A. Ram:amp;#237;rez de Verger. Revisi:amp;#243;n de J. Gil. En los discursos plat:amp;#243;nicos late una cr:amp;#237;tica contra los fil:amp;#243;sofos de su tiempo. Pero al mismo tiempo son una profesi:amp;#243;n de fe en los poderes casi divinos de la Ret:amp;#243;rica. :amp;#201;l mismo comenta: Para m:amp;#237; la Ret:amp;#243;rica lo es todo y tiene todos los poderes. Yo la he convertido en mis hijos, en mis padres, en mi trabajo, en mi descanso, en todo. En ella invoco a Afrodita, ella es mi diversi:amp;#243;n, mi deber, mi alegr:amp;#237;a y mi admiraci:amp;#243;n, y a sus puertas acudo siempre.