¿Quién es Olegario de Nicodemus a quien la reina Isabel, la Católica, en muestra de gratitud, concedió el honor de ser el primer cristiano que pisara las calles de Granada liberada, y que más tarde se embarcó a las Indias con Colón en el primero y en otros viajes de conquista, y allí se quedó a disfrutar de la Indias? Carlos de la Sierra ha creado a tan extraordinario personaje y en esta novela nos narra, en primera persona, sus memorias. Son muchas las vicisitudes del destino por las que Olegario deberá transitar y todas nos serán narradas con pluma llena de humor, libertad, desenfado y buen hacer literario. La originalidad de esta novela se encuentra en la mezcla de géneros que singularmente logra: “Olegario de Nicodemus” es un crisol donde se funden la novela histórica, la novela picaresca, la novela de caballerías y de aventuras, y todo ello con sabios añadidos de humor, sátira e ironía. No está exenta la prosa de Carlos de la Sierra de poesía –sobre todo en las descripciones del paisaje castellano–, y sin embargo son notables los trazos realistas en la descripción de los personajes. Conseguir todo esto no es posible si no se posee un domino del lenguaje y un estilo propio; en esta novela Carlos de la Sierra se reencuentra con su estilo popular, imaginativo y lleno de humor; con mirada crítica hacia el poder y llena de piedad con el sufrimiento de los menesterosos. Todo ello no empece para que el fantástico período histórico de las dos últimas décadas del siglo XV y la primera del s. XVI en Castilla se encuentre perfectamente reflejado en estas líneas con un trabajo de rigor histórico encomiable.