Con las dos obras maestras de Moratín, siempre divertidas y sabrosas, nace la comedia española de los nuevos tiempos, y con un grado de perfección como solo raras veces volverá a alcanzar posteriormente. La figura de observación, la naturalidad y la frescura de las versiones estrenadas en 1792 y en 1806 no repondían en absoluto a la improvisación, pero el autor quiso acentuarlas volviendo sobre los textos hasta sus últimos años e introduciendo buen número de signiificativos retoques que hacen más ágil el juego escénico, pulen el estilo y refuerzan la coherencia de los personajes. Esa concienzuda tarea de revisión puede seguirse paso a paso en la edición de Jesús Pérez Magallón, cuyas notas reflejan exhaustivamente y hacen avanzar en muchos puntos el estado de las investigaciones sobre Moratín.