I , LEGADO Quiero dejar el día en que me muera una leve sonrisa en la mirada de aquellos que me amaron, pues que nada quede de mí que incite a la quimera. Que mi sombra se extienda placentera por los fértiles valles, y la espada cubra del río la memoria airada con mi sonrisa siempre lisonjera. Que las aves incendien de armonía los árboles que amé, naturaleza que se solaza en su galantería. Y si dejo un resquicio de belleza, amadla si me amasteis, sutileza que dé a la brisa toda mi poesía.