Una vez leídos en su conjunto, Lugares abandonad os, se convierten en microtextos con evidentes características de ficción que cuentan una historia con una situación básica, a veces tácita, con un incidente capaz de introducir cambios, modificaciones en la conducta de los personajes, y con un final o desenlace, en ocasiones, sorpresivo y otras abierto porque, en definitiva, Miguel Ángel Blanco vuelve, una y otra vez, a la situación inicial, característica esta que hace de sus relatos tremendamente actuales.