“Material explosivo, pero luminoso y numinoso —como él dice— es el material que brilla en todas las páginas de este libro de Gonzalo Rojas . Un diálogo con el autor de Las tristes y Las Pónticas, trazado con vigor y libertad pulquérrimas, como de un solo golpe, y entonado sin pausa, en un solo aliento, como el de los cantores dotados para emitir la voz por encima de los ciento veinte decibelios en salas mayúsculas de concierto. (…) Este último pasmoso libro de Gonzalo Rojas es un sólido tejido de lenguas y de poéticas de todos los confines y territorios en que ha puesto los ojos y los pies. Un complejo muro deslumbrante en que pueden registrarse los diversos estratos de sus vastas lecturas, sus pasiones estéticas y eróticas a flor de piel. Un himno a la belleza del mundo expresado con la libérrima furia verbal de este mortal orgulloso y jubiloso que es el gran poeta chileno.”