La revolución bolchevista son los retazos de diario que va escribiendo Sofía Casanova desde San Petersburgo, en la primera línea de la revolución roja. Exilio forzoso consecuencia de la guerra y de la retirada rusa de tierras de Polonia. En ellos refleja, desde la admiración que le producen los hombres de la primera revolución –que pone fin al viejo e injusto autocratismo ruso– hasta la frustración y el horror final de la segunda revolución, la de los bolcheviques, que sume a Rusia en el terror rojo y al mundo en la perplejidad. Curiosidad, enfado, tristeza –mucha tristeza–, miedo, terror... Sofía, mujer débil pero valerosa, ejerce su función de reportera, de relatora de lo que ocurre a su alrededor y, al mismo tiempo, sufre en su vida la congoja del peligro y la violencia, y en la de los suyos la represión y la muerte. Este es un documento valioso en sí mismo. La información que nos aporta llega sin el filtro de los años ni de las ideologías. Con su peculiar lenguaje –fascinante– Sofía Casanova nos lleva por las calles lóbregas de aquel San Petersburgo, y nos hace recorrer el interior de la Duma; de los palacios hasta ayer suntuosos, llenos de burócratas y de soldados; por el mundo al revés que no llega a comprender...