Horacio Quiroga es sin duda el maestro del cuento latinoamericano. Su vasta obra apoyada en su periplo vital trasciende lo estrictamente literario, conformando una ética y una estética aún reconocibles en el imaginario rioplatense. Los Cuentos de la selva (1918), quizá dedicados a sus propios hijos, son pioneros de la literatura infantil en América Latina. Escritos en un lenguaje preciso y claro, resaltan el valor del apoyo mutuo entre el ser humano y los animales frente a la adversidad; enseñan sin que se note. Estos cuentos, donde se narra la inclemente interacción del hombre y una naturaleza exuberante, sumada a los fantasmas de la locura y la muerte que persiguieron a Quiroga durante toda su vida, cuajan en una literatura apasionada donde el color, la fuerza y la fatalidad se entrelazan sólidamente.