Sergi Ramis va a la caza de mercados africanos desde hace quince años, equipado de paciencia, buen humor y loción antimosquitos. Fruto de esa obsesión, que le ha llevado a programar sus viajes africanos en función de la mejor época para visitarlos, y a trazar estrambóticas rutas para alcanzarlos, ha llenado una vasija de esencias africanas que ahora nos destapa en estas páginas, que tratan de retener en instantáneas y catalogar en reflexiones la manifestación más genuinamente africana: el mercado, un gran barullo sensual, un vibrante foro donde comprar es menos importante que intercambiar chismorrees y divertirse. El libro nos servirá de guía para avanzar por esa gran juerga cromática de pasillos, personajes y tenderetes, por la que se nos recomienda que hay que vagar sin rumbo, aspirando fuerte las fragancias de la cúrcuma y el azafrán, procesando colores y formas, regateando adquisiciones, regalando complicidades... y, a veces, reteniendo el aliento.