Koko y Kiri son muy buenos amigos. Desean un montón de cosas: un diamante, un barco de vapor, un avión... Pero sus sueños no se cumplen, porque, en realidad, no necesitan nada de eso. Lo que si que consiguen es una naranja y el pelo de oso para hacer un cojín. Los dos se quedan contentos con lo que han conseguido. Esa noche, duermen felices soñando con un barco, un diamante... Se dan cuenta de que los sueños son sólo eso, sueños.