Robin tiene un problema con un perro en la playa. El animal se echa encima de él y el chico debe ser hospitalizado. A raíz de este accidente, Robin tiene mucho miedo a los perros. El hecho coincide con la llegada de unos nuevos vecinos, ¡con cuatro hijos y un perro! La tranquilidad de Robin y su madre se ve afectada por los chavales: unos gemelos muy traviesos, una niña cuya máxima ilusión es ser un haba y un chico con la mente distinta a la del resto de los jóvenes de su edad. Sin embargo, poco a poco, la relación entre todos ellos se va estrechando cada vez más. Además, Robin encuentra un perro herido en la playa y lo entrega a la policía. A partir de ese momento, empieza a contar los días para poder quedarse con él. Y, a pesar del temor que siente porque aparezcan sus verdaderos dueños, al final, gracias a todos sus amigos, consigue su propósito. Ahora ya no tiene miedo a los perros y es muy amigo de sus vecinos.