En Crash el accidente de coche se convierte en una metáfora sexual, en una imagen depositaria de nuestras fantasías de poder y violencia, velocidad y sexualidad. Aterrorizado y subyugado, el narrador se ve arrastrado vertiginosamente a un clímax siniestro: una perturbadora visión del futuro donde el sexo y la tecnología consuman un matrimonio de pesadilla.