En Malpartida consigue llevar a finos logros estéticos la acostumbrada profundidad de pensamiento que caracteriza sus trabajos. Desde el decidido acento lírico que diera forma a Primera palabra (1985) nos dice hoy: En un momento en que a un grupo de nosotros -por cierto muy reducido- nos preocupa la trasgresión de géneros, me acerco con Malpartida a lo que tradicionalmente se caracteriza como lírica. En estos textos líricos he buscado, deliberadamente, dar a la palabra ritmos y cadencias musicales cubanas