Un furtivo individo cruza las páginas desoladas de Las flores del frío. No es el protagonista de una historia, porque no parece que se cuente ninguna, no tiene la arrogancia de un destino y ni siquiera la identidad de un rostro o de una voz. Es como alguien que pasa por una calle y es atrapado sin saberlo en la fotografía de otros, un desconocido para siempre que se acabará volviendo familiar.... Antonio Muñoz Molina.