Luisiana, 1828. Manon Gaudet ha abandonado Nueva Orleáns para casarse con el dueño de una plantación azucarera a quien apenas conoce. Pronto descubre que el matrimonio de conveniencia es un fracaso: su marido, lejos de ser el hombre con el que había soñado, se comporta como un déspota con sus trabajadores, tiene una facilidad peligrosa para endeudarse y siente debilidad por una de sus esclavas, Sarah.