Quizás Armendáriz o Atxaga sean los verdaderos lagartos que entran por los ojos y crean un cerebro distinto del que existe en las laminas de anatomía de la escuela de Pilar López de Ayala , o Sulamita . Sin metáforas, sin rodeos, sintiendo el amor donde precisamente se siente el amor. Esto escribe Eduardo Haro Tecglen en un maravilloso texto que sirve de prólogo al guión de Montxo Armendáriz sobre Obaba .