A Eloy le encantaban los animales, absolutamente todos. Le daba igual que fueran pequeños o grandes, aves o insectos, peces o mamíferos. Por eso en su casa, para desgracia de sus padres, convivían peces con moscas, una cucaracha con un loro, un perro y un gato... Pero su mascota más querida era un hámster. Y es que el hámster de Eloy era de lo más inteligente.