Cuando Sarah vuelve del colegio, se imagina lo que habrá para comer. ¿Espaguetis? ¿Lasaña? ¿Estofado? La boca se le hace agua. Sin embargo, en la cocina sólo hay platos sucios y la nevera está casi vacía. Si su madre no está enferma, ¿por qué lleva días en la cama? ¿Por qué no cocina? ¿Por qué no va a trabajar? Sarah cuida de su madre, la consuela, le va a buscar la baja. Pero todo se le hace cuesta arriba.