Durante la mayor parte del siglo XX, la valoración de Wildecomo escritor y persona conoció en general dos perspectivasde acercamiento radicalmente contrapuestas; por un lado, sepuede hablar de una postura ofi cial que ha tratado de soslayarcualquier rasgo escandaloso de la vida del autor, y que se hacentrado en los aspectos más ñoños y folclóricos de su obra,censurando en ellas todo mensaje que pudiera resultarpeligroso o socialmente nocivo. En este sentido, las obrasque más se han falseado han sido El retrato de Dorian Gray y, porsupuesto, los cuentos, que en muchos casos se han vistoexpurgados de cualquier detalle que pudiera resultar impropiopara lectores infantiles o juveniles. Por otra parte, están los que,de manera morbosa, han incidido únicamente en los detallesmás sórdidos (casi siempre exagerados) de la azarosa existenciade Oscar Wilde, prestando atención a las anécdotas y a loscotilleos más que a la verosimilitud biográfi ca. Ambas posturas?que, afortunadamente, se han visto matizadas y revisadas conmayor precisión en la última década del siglo XX y en las primerasdel XXI? son injustas para con el inmenso ingenio del irlandés,uno de los escritores más conscientes y lúcidos con respecto asu labor de autor de toda la literatura universal.Wilde es un fabulador fascinante, que posee el...
